Para romper los muros y volver a la libertad
Libertad – Facultad del ser humano, de obrar de una manera u otra.
Estado o condición del que no es esclavo. Falta de sujeción y subordinación.
Recorrer la historia de la humanidad, es enterarse del desarrollo de la misma, pero también del precio que el ser humano ha debido pagar: esclavitud, desplazamiento, xenofobia, feudalismo, colonización, dictaduras y hoy utilitarismo para el consumo no consciente.
Ese sentimiento de no atadura a nada ni a nadie, está más acendrado en los niños y jóvenes, como una respuesta lógica de la vida correspondiente a su edad cronológica.
A medida que se avanza en edad, la persona – como ser social que es por su naturaleza -, es condicionado por el medio circundante, el cual incluye reglas diversas que modelan su crecimiento:
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El comportamiento en comunidad
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El trato a la naturaleza y a los animales
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El respeto por los símbolos patrios
El respeto por los símbolos de las Instituciones <Policía, ejército, sacerdocio, cruz roja, bomberos…>
“Ningún hombre es libre, si no es dueño de sí mismo”
Pero dentro de todo ello, su subordinación a los padres y primeros profesores limitaron sin duda su libertad para expresarse, como de idéntica forma ejercerá su influencia sobre él, el reloj, la forma de conducirse socialmente, su capacidad económica y algo dentro del campo de interacción con los demás y su sana o no convivencia: el “qué dirán”…
Libertad es la capacidad para escoger la respuesta,
ante el estímulo experimentado… <Viktor Frankl>
Luego de observar por años el comportamiento de las personas en sus diferentes ambientes (familiar, social, laboral, sentimental), podría asegurarse que uno de los verdugos más inmisericordes del hombre (incluye la mujer, por supuesto) es lo que se conoce como EL EFECTO PIGMALIÓN o profecía de autorrealización. Es aquel fenómeno por el cual, lo que una persona espera de otra en términos de comportamiento y resultado, se vuelve realidad, aunque el primero (observador) no se lo haya manifestado al segundo, con palabras.
El sólo pensar que alguien es capaz o incapaz de hacer algo, bastará para que esto se traduzca en una verdad.
¿De dónde surge esto? Veamos la historia de Pigmalión:
Este, era un escultor mencionado en la mitología, del cual se dice, esculpió en yeso (o piedra), la figura de una mujer a la que llamó GALATEA. Se cuenta que le quedó tan perfecta, que él se enamoró de “su obra”, lo que llevó a la diosa Venus, enternecida por el gran afecto de éste por ella, haciendo un pase mágico, dio vida a Galatea.
Traigamos la historia a nuestra realidad. Nuestro primer Pigmalión en la vida serían nuestros padres, quienes pueden percibirnos a su manera.
Posiblemente considere a uno de sus hijos(as), más inteligentes o creativos que a otros (as)…; lo que se traducirá en el trato que le dé, las palabras que le diga y la atención que le preste a sus ideas o realizaciones.
Este hijo (a) será entonces GALATEA; aquella que recibe ese haz de energía desde la mente de sus padres. Por qué no sería así, … “son MIS PADRES. Ellos no me mentirían”. Lo que modela entonces su conducta frente a ellos, en términos de cumplir con su expectativa: Actos inteligentes y comportamientos creativos.
Piense por un momento: ¿Qué ha oído decir sobre usted por parte de otros <sus padres, profesores, jefes, amigos, padrinos, conocidos…> que es usted:
Sucede con frecuencia, que a pesar de los padres ser PIGMALIONES positivos para sus hijos, el resultado de su efecto sobre sus comportmientos cambie cuando otro PIGMALIÓN menos positivo o negativo le sea aplicado. Tal es el caso de su primer profesor, su jefe, su pareja, su mejor amigo(a), sus colegas.
De allí que, haciendo una pausa aquí, y luego de comprendido el concepto, comencemos a reversar tal situación -si existiera- para recuperar ese poder que está en cada cual de SER LIBRE.
Autoafirmaciones que ayudan a ir superando esa esclavitud, dichas verbalmente, mentalmente y por escrito, serán vitales:
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Soy valioso(a), capaz y competente.
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Conozco mis fortalezas. Por consiguiente, me colocaré bendas mentales, frente a palabras y conductas de otros que intenten quitarme la seguridad que ellas me aportan.
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Si vivir es aprender, cda día sacaré lo mejor de cada situación sin subestimar nada y a nadie.
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Tomo consciencia de aquello que no me aporta, y busco la forma de transformarlo para bien, buscando ayuda de ser necesario.
Por último, le invito a examinarse sobre qué tanto está apegado a algo o a alguien, y qué tantos miedos están en usted.
Si ya descubrió lo que es FELICIDAD, quizás al sentirse LIBRE pueda disfrutar mejor cada instante de la vida y cada experiencia que la misma le depara.