¿De Verdad somos tan libres como lo creemos?
Nosotros detrás de las alambradas… y ellos, ¿acaso
no viven ellos también detrás de las alambradas?
< Etty Hillesum – campo de concentración de Westerbork >“La libertad interior – Jacques Philippe”
En muchas ocasiones, nos enfrascamos inútilmente en la discusión de si somos libres o no. Y discurrimos en apreciaciones subjetivas, donde cada cual tratará de justificar su propia realidad.
Esto, en todos los escenarios:
El matrimonio, los hijos en el seno del hogar, el colaborador frente a su jefe en el trabajo, el anciano, que ya dependiente, cumplirá solamente la voluntad de su cuidador, el profesional que debe alquilar su tiempo de disponibilidad, dada su competencia en algún campo importante de la vida…, ¡la lista sería interminable!
La conclusión al final es casi única; nos hemos hecho esclavos de muchas cosas, circunstancias, personas, creencias, objetos, cultura (s). Veamos algunas formas de esclavitud que se nos volvieron paisaje debido a “su frecuencia de uso”:
- La dependencia del que dirán, que, además de frenar el desarrollo personal, contribuye a la pobreza espiritual y económica.
- Creer (y asumir) que el dinero lo es todo, lo que nos convierte en personas insulsas, y
artificiales, interesadas por conveniencia y negativamente ambiciosas. - Convivir con la cultura del consumismo no consciente, que nos lleva a mentir, hacer trampa, manipular a otros y… hasta robar con tal de aparentar.
- Tomar como nuestro patrón al reloj, lo que se traduce en un acelere que además de
enfermarnos, nos impide hacer algo bien hecho y de valor agregado real.
Pues bien, aún con lo sorprendidos que nos encontremos luego de estar afirmaciones, deberemos aguzar los oídos y afianzar nuestra mente, para escuchar nuestra mayor dependencia, lo que nos hace esclavos – inclusive – desde niños: “Creer que no somos capaces, competentes y valiosos como personas…”
Por que lo han pensado y creído nuestros primeros referentes de la vida. Léase nuestros padres, los primeros profesores, nuestros familiares o los padrinos de bautismo/ confirmación; luego nuestra pareja, nuestro jefe, nuestros amigos…
Esa forma en que otros nos perciben, por fortuna, también funciona en el campo positivo. Lo que significa que si esos públicos relevantes ya mencionados, nos perciben como seres valiosos, capaces y competentes, redundará en el afianzamiento nuestro según nos vean, haciéndose REALIDAD indefectiblemente.
Deténgase por un momento y haga el siguiente ejercicio:
En su familia. ¿Es usted o no el líder natural entre sus hermanos? ¿Cómo saberlo? Recuerde si a veces, antes de tomar en su casa una decisión, esperaban su concepto para dejarla o no en firme.
O si, frente a definir el destino del paseo, o dónde pasar la noche de navidad, esperaban su
opinión…
En el trabajo. Es usted la persona a quienes la mayoría le consulta sobre situaciones, necesidades, decisiones; sin que sea usted necesariamente el jefe o encargado jerárquicamente de definirlas…
Entre amigos. Es usted el eje central del grupo; la mayoría se siente bien con su aprobación o desaprobación de algo/alguien…
Entonces, como afirmara Victor Frankl <El hombre en busca de sentido…>, a salvo del infierno que eran los campos de concentración en tiempo de los nazis:
“Entre el estímulo percibido de la realidad, y nuestra respuesta, hay un espacio que nos
pertenece, en el cual podemos elegir nuestra respuesta”.
Nosotros somos dueños de las respuestas que la vida provoca en nosotros, según como la
recibamos, la tramitemos en nuestra mente y nuestro corazón (Nada ni nadie merece que pierda mi paz INTERIOR – autoafirmación que funciona en todo momento y circunstancia -)
Quizás sea por eso, tan importante en tiempos actuales, fortalecer el autoestima de los jóvenes y niños, como un blindaje frente al embate que cada vez ocurre con más frecuencia (bulling). Y no hablamos acá de violencia alguna; nos referimos a fortalecerlos en cuanto a su valía <principios y valores>, capacidad <talentos y recursos> y competencia <conocimientos, habilidades y actitud> además de incentivar en todo momento su responsabilidad como ciudadanos, miembros de familia, habitantes del planeta y referentes para otros.
ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA RECUPERAR LA LIBERTAD
- Intente conocerse más, cada día.
- Aproveche más el tiempo (el minuto anterior a este momento en que usted lee este renglón, ya es historia…)
- ¿El dinero? SÍ, por supuesto es importante pero no lo es todo… (naciste sin $ propio). Sépalo valorar por lo que él representa, o sea un medio, ¡no un fin en si mismo!
- Exprese lo que siente asertivamente, esto es, respetando el espacio del interlocutor, ya que, él tiene tanto derecho como usted a hacerlo…
- Hable en términos de:
- Yo opino, yo considero, yo creo, …
- A mí me parece (o no…) que…
- Ya que me lo pregunta (s), te diré que…
- Prefería no opinar sobre esto…