¿Puede haber personas no inteligentes?
Tan relativa es la noción de inteligencia, como lo es la virtud VERACIDAD (decir la verdad).
Millones de mujeres, en su calidad de esposas, pueden carecer de títulos académicos, ya sea desde el nivel básico o inclusive uno superior, pero sostienen de manera increíble, su relación de pareja y su familia por lustros, que es escaso en un padre viudo o separado…
Miles de ejecutivos de primer nivel, llevan a veces al traste la Organización que dirigen, debido a la baja destreza en el manejo de su inteligencia; y no racional, sino aquella de la cual tanto escuchamos y a veces comprendemos a medias: la emocional.
Y es que, a pesar de estar ahí en nosotros desde siempre, al igual que por lo menos otros siete tipos de inteligencia nos hemos embriagado mentalmente con la idea de que, alguien es inteligente, sólo si se destaca en procesos mentales del tipo “análisis de información”, “capacidad de síntesis”, “comprensión verbal”, “capacidad de abstracción”, “habilidad matemática”…
De qué sirve en últimas tener todo lo anterior, si alguien con todo ello, es incapaz de sentir empatía por alguien o gran dificultad para comunicarse sinérgicamente (gano – ganas)
Describir en pocas palabras lo que es inteligencia emocional, es de por si un reto para la inteligencia racional. Veamos cómo es eso.
“Es la capacidad de reconocer nuestros sentimientos, y cómo éstos afectan nuestro comportamiento. La habilidad para administrar nuestras emociones y entender por consiguiente las de los demás.”
Actualmente, es un tema de gran importancia; tanto que se incorpora a los programas educativos desde la enseñanza primaria, y en las empresas es un tema crítico, dado el impacto que tiene en el buen clima laboral.
En los procesos de negociación, ya sea que éste trate asuntos comerciales, sociales o políticos, es clave tener dentro de los protagonistas, personas en alta destreza emocional, en razón a que muchas negociaciones fracasan ante la rabiecita de alguien, la soberbia de otro, o la mala comunicación entre los actores de éstas.
Veamos entonces sus componentes:
1.Autoconocimiento Habilidad para reconocer los propios estados de ánimo, emociones, tendencias y entender su efecto sobre el comportamiento de uno mismo, así como su impacto en otras personas (relaciones consigo mismo). Autoconsciencia emocional, Autoevaluación precisa, Autoconfianza.
2.Autogerenciamiento Capacidad de controlar o redireccionar estados de ánimo e impulsos altamente perturbadores (energía). Capacidad de motivarse a sí mismo y colocar altos estándares personales de desempeño (foco). Autocontrol, Confiabilidad, Conscientización, Adaptabilidad, Orientación al logro, Iniciativa. Nótese que estas variables están relacionadas con aquello que está en mi poder controlar, afianzar o mejorar. Lo denominaría la relación YO con YO.
a.Autoconsciencia emocional: Reconocimiento de mis emociones y sus efectos.
b.Autoevaluación precisa: Valoración y conocimiento de mis fortalezas y limitaciones.
c.Autoconfianza: Profundo sentido del valor propio y las capacidades del ser humano (autoestima)
d.Autocontrol: Habilidad para controlar nuestras emociones y nuestros comportamientos.
e.Confiabilidad: Grado de credibilidad que un ser humano despierta en otros, por su integridad y congruencia.
f.Conscientización: Capacidad que tienen las personas de asumir con responsabilidad sus actos u omisiones (también se le denomina proactividad).
g.Adaptabilidad: Habilidad para entender y actuar frente al cambio que el entorno le ofrece.
h.Orientación al logro: Capacidad del ser humano para luchar en la búsqueda de metas y objetivos.
i.Iniciativa: Prontitud para actuar con oportunidad
3.Conocimiento social Habilidad para entender, reconocer y cumplir con los intereses y necesidades de otros, teniendo una visión de la cultura y dinámica de una Organización (foco y energía organizacional). Empatía, Conocimiento organizacional, Orientación por el servicio.
4.Habilidades sociales Competencia para liderar a otros, crear relaciones y redes de trabajo. Habilidad para encontrar un terreno en común y edificar una relación interpersonal (relaciones con los demás). Desarrollo de otros, Liderazgo, Influencia, Comunicación, Catalizador de cambio, Manejo de conflictos, Construcción de lazos, Trabajo en equipo.
a.Empatía: Habilidad para sentir las emociones de otros; sus perspectivas, e interesarse activamente por sus preocupaciones.
b.Conocimiento organizacional: Habilidad para leer la actualidad de la vida organizacional, construir redes y navegar en la política de la Organización.
c.Orientación por el servicio: Habilidad para reconocer y cumplir con las necesidades del cliente de forma empática.
d.Desarrollo de otros: Habilidad para identificar lo que otros necesitan para desarrollarse y apoyar sus actividades.
e.Liderazgo: Habilidad para inspirar y guiar a grupos y personas
f.Influencia: Manejo de tácticas efectivas para transformar situaciones. Lograr que otros actúen por convicción propia.
g.Comunicación: Capacidad para enviar mensajes asertivos y convincentes.
h.Catalizador de cambio: Habilidad para manejar los cambios de manera constructiva.
i.Manejo de conflictos: Capacidad para negociar y resolver los desacuerdos bajo el paradigma GANO – GANAS.
j.Construcción de lazos: Habilidad para fomentar las relaciones interpersonales con todos los grupos, afianzando las redes de trabajo.
k.Trabajo en equipo: Habilidad para construir en los demás y en él mismo, un espíritu de equipo y cooperación.
Nótese que estas onces variables están relacionadas con aquello que tiene interconexión con otros y que no sólo es visible por éstos, sino que son evaluados por ellos, debido a mi expresión de ellas a través de mis comportamientos.
Una creencia generalizada acerca de la inteligencia emocional, es aquella de asociarla al control de las emociones <AUTOCONTROL>. Observen que el autocontrol es sólo una de las 21 variables mencionadas. Por supuesto que su importancia es clave, como quiera que tiene que ver en ocasiones extremas, con el conservar tu vida o perderla (tu respuesta emocional frente a un atraco del cual tú eres sujeto o tu actitud al ser testigo de un acto que te parece sumamente injusto. Lo ilustraré con un ejemplo, dado su crucial papel.
Fuiste invitado a dar un paseo por algunos días donde una familia amiga, en tierra cálida. Al llegar al lugar, luego de tres horas de viaje, estando acomodándote para descansar un poco, en la silla que ubicaste para sentarte (en el patio central), te encontraste de frente con una serpiente venenosa.
Ella está en actitud de defensa <para ti, de ataque> dado lo repentino del momento en que tú te aproximaste.
Por tu mente a gran velocidad pasan palabras e imágenes asociadas a los que estás viendo, es un ofidio venenoso de 1,5 metros. Estas son: peligro, mordedura, veneno, muerte…, lo que producirá en ti parálisis de tu cuerpo. El flujo sanguíneo se dirigirá hasta tu cuello y la laringe, que es la que hace sonoras nuestras palabras, está congestionada <no hay voz>; la adrenalina está fluyendo.
Si no fuera parálisis ya estás en un sitio distinto, debido al salto que no conscientemente diste al ver al animal.
¿Por qué sucedió esto?
Simplemente porque desde niño te enseñaron que serpiente <venenosa o no> significa todos los vocablos ya mencionados. Naciste en tierra fría y sólo sabía de serpientes por el dibujo en un libro o la t.v.
Cosa distinta hubiese ocurrido, si tu lugar de nacimiento y entorno de niñez se dio en tierra cálida.
El significado que tu subconsciente almacenaría para el ofidio sería: Bicho, cuidado, retíralo con alguna rama, “ella es inofensiva, ya buscará su lugar”
Entonces surge acá una pregunta:
¿Es el control <de mis emociones> una causa?… o una consecuencia?
Por supuesto, lo segundo. El control dependerá de lo que signifique para la persona, eso que estás viendo y oyendo.
Migremos rápidamente al campo organizacional/laboral: cuando tu jefe te dice acerca del trabajo que elaboraste para él:
“Este trabajo si está muy pobre… ¡me defraudaste! ¿Qué significados tiene tu mente subconsciente almacenados para estos términos?
Dependiendo de ello, será tu reacción.
Lo peor, los demás, que no saben qué está sucediendo en tu cerebro, sólo atinarán a juzgarte.