La felicidad … ¿sueño o realidad?
“Si falla la felicidad, buen funcionamiento de las dimensiones
interpersonales e intrapersonal, es la propia existencia a la que peligra. Hay
pocos aliados y el yo está débil… ¡una tragedia se avecina! hay que
informárselo -con todo el dolor y el terror del caso- a la persona …”
Miguel de Zubiría Samper
Nada más comentado en los últimos años, que el tema de “la felicidad “ o su contrario <la vida es dual>.
No obstante, saber hoy que es un estado interior de cada persona, que disfruta con todo y con nada, bien vale la pena establecer la diferencia entre ella y otros estados que el ser humano experimenta. Para esto, qué bueno apoyarnos en la obra psicología de la felicidad del doctor Miguel de Zubiría Samper, pionero de la psicología positiva.
Él afirma lo siguiente: Cuando se cubre una necesidad animal, se logra bienestar biológico, esto es, placer.
Si lo que deseamos cubrir es una motivación psicológica (vínculo con otros o auto desarrollo), el sentimiento resultante es satisfacción.
Ante demandas sociológicas satisfechas, lo que se obtiene es realización (Trascendencia).
Pero si lo que se experimentan necesidades psicológicas Principales <yo existo, yo requiero socializar con otros, deseo ser reconocido, mi trabajo vale la pena, soy creativo, me gusta trabajar con otros …>, y las puedo cubrir, el sentimiento resultante es felicidad.
El vínculo con otros, es entonces definitivo, como necesidad -de naturaleza humana- de socializar. Mantener los que ya se tienen y crear nuevos vínculos son motivo de felicidad; la llegada de un hijo, visitar a un enfermo o escuchar el concierto de los pájaros al amanecer en compañía de su pareja, sus hijos, o sus recuerdos.
Por supuesto, lo opuesto a ese estado de felicidad, motivará infelicidad: ruptura de relaciones con la pareja, con un amigo, con una tradición o perder un hijo.
De allí que, es importante saber que tenemos un poder; el de ser felices. Seguramente lo hemos entregado a otros o a circunstancias, lo que conduce inevitablemente a que dependamos de ello.
Los estadios de la vida donde ponemos a prueba nuestro poder de ser felices son 5, por lo menos, según los definen las investigaciones sobre el tema: a) la familia; b) las relaciones con otros; c) mi espacio íntimo; d) mi campo subjetivo; e) el campo laboral.
- a) Familia: cada interacción en el núcleo familiar es el escenario natural donde se puede ser feliz auténticamente, esto es, sin esfuerzo alguno. Además del amor que en el hogar se debe prodigar a diario, son diversos los motivos para ser feliz allí.
- b) Las relaciones con otros: Los amigos, los conocidos, los compañeros de estudio, los vecinos … todos ellos, son co protagonistas de nuestra felicidad, si son motivo para ello <su triunfo; nuestro éxito; su bienestar; nuestra armonía…>
- c) Mi espacio íntimo: quizás uno de los escenarios más propicios para disfrutar la felicidad, sea el de la relación con la pareja; por eso, llegar a declararse como el mejor amigo de la pareja, es el culmen de una relación feliz.
- d) Mi campo subjetivo: asociado al ocio, calificado a veces como algo negativo <perder el tiempo>, se convierte en felicidad cuando aplico la creatividad para administrarlo <escuchar música, dibujar, bailar, pensar en el estatus de “reflexión” o “introspección”, crear algo o …recrearlo>.
- e)El campo laboral: cuando se le encuentra al trabajo el mejor sabor, para realizarlo con alegría y entusiasmo, se vive ese estado de felicidad que nos permite agregar valor. Por eso, en Mentórica ilustramos a las Organizaciones sobre rediseñar el trabajo cómo “un medio” para quien lo ocupa y no como un fin.
Vale la pena compartir una reflexión que al respecto, se menciona en el libro del Doctor De Zubiría y que pertenece al creativo psicólogo Csikszentmihalyi:
“¿Qué les produce la máxima satisfacción a las personas? … La conciencia fluida <el enfrentar retos y dificultades elevados>”
Nosotros lo ilustramos como tareas tan autoexigentes, que producen en las personas estrés creativo (el único que debe generarse para mantener la salud).
Ahora, comportarse como alguien feliz, requerirá hacer uso del egoísmo natural o legítimo que está en nuestra naturaleza humana: tengo el derecho a ser feliz; tengo derecho a tener un nombre ; tengo derecho a la libertad …
Por supuesto, solo podremos usar el egoísmo natural sin miedo alguno, cuando sepamos que hay dos tipos más de egoísmo; el disfrazado, que es aquel que surge cuando ayudamos a alguien, esperando que él me agradezca el favor <alimentar nuestro ego>. El otro tipo, es el egoísmo ruin aquel experimentado por las personas cuyo paradigma o creencia es: ganó yo, no me importan los demás.
Para concluir, lo invitamos a que piense y se comporte de forma natural, como el personaje por todos conocido, el chavo del 8. Dueño de absolutamente nada (el barril pertenecía a la vecindad…) pero feliz con todo y con nada …
Inténtelo para que pueda saborear lo que es ¡felicidad pura!